Los recuerdos con papá son en línea recta, como el largo camino que recorríamos todos los sábados al atravesar la ciudad de norte a sur sobre el Periférico de la Ciudad de México. Disfrutaba el camino; el ruido del motor se convertía en el tercer pasajero. Ronroneaba en nuestros silencios más profundos. Nunca sabré adónde iban los pensamientos de papá; tal vez, simplemente a verse llegar a la cancha de futbol, aventar la maleta en el pasto, saludar a los amigos, vendarse los tobillos, ponerse las apretadas mallas blancas que cubrían sus pantorrillas, sacudir el pasto de los tenis del juego anterior, encontrarme con la mirada antes de comenzar el partido, darme unas monedas y despedirse con “No olvides estar atenta al marcador”. Jamás me incomodó quedarme sola mientras él jugaba. Era la única oportunidad de gastarme el dinero en dulces sin compartirlos con mis hermanas. Al terminar el juego corría a su lado par...
Jajaja, me queda claro que después de la galleta sopeada se experimenta placer, hay qué ver a la modelo, con cara de satisfacción y hasta ganas de peinarse!!
ResponderEliminarVerry good! con mi acento alemán, jajaja!
ResponderEliminarAunque te diré querida siempre existió la felicidad en la modelo, jijiji el antes y el después se ve feliz!!!! tal vez se debe al pensarse en saborear la tremenda galletita! mmmm, eso que ni qué, ok, valor, lo que te espera... gran tarea y amplias noches de desvelo...
Besos! me da gusto! ser parte de esa otra faceta tuya...