Mi muñeco de peluche es mi mejor amante. Por la mañana discretamente se convierte en adorno de cama. Es tan lindo que nadie sospecha que es mi objeto sexual. Disfruto cuando visitas le conocen y juegan con él.
Los recuerdos con papá son en línea recta, como el largo camino que recorríamos todos los sábados al atravesar la ciudad de norte a sur sobre el Periférico de la Ciudad de México. Disfrutaba el camino; el ruido del motor se convertía en el tercer pasajero. Ronroneaba en nuestros silencios más profundos. Nunca sabré adónde iban los pensamientos de papá; tal vez, simplemente a verse llegar a la cancha de futbol, aventar la maleta en el pasto, saludar a los amigos, vendarse los tobillos, ponerse las apretadas mallas blancas que cubrían sus pantorrillas, sacudir el pasto de los tenis del juego anterior, encontrarme con la mirada antes de comenzar el partido, darme unas monedas y despedirse con “No olvides estar atenta al marcador”. Jamás me incomodó quedarme sola mientras él jugaba. Era la única oportunidad de gastarme el dinero en dulces sin compartirlos con mis hermanas. Al terminar el juego corría a su lado par...
Es muy difícil encontrar a un buen peluquero, pero es mucho más díficil conservarlo. Algunos fallecen, otros tantos se jubilan antes de los cincuenta y otros más deciden renunciar sin dejar rastro alguno de su nuevo paradero. Tal vez, se pregunten por que una mujer acude a una barbería y pone su pelo en manos de un varón, pero si deseas encontrar al barbero ideal, sugiero leer los siguientes pasos. 1. Pretender que disfrutas de charlas sobre fútbol. 2. Disimular el olor de la bata a trapo viejo. 3. Agredecer los cupones de descuento de corte de bigote y patilla. 4. Evitar escupir en el suelo. 5. Dejar buena propina. A pesar de las exigencias, la única razón por la cual mi barbero es el mismo desde hace cinco años es que hace exactamente lo que quiero. Happy Trim.
Éramos las primeras en la fila. Llegamos tres horas antes de la cita. Hacía frío, era una mañana lluviosa; un día usual para una de las ciudades donde se consume más café y películas que en cualquiera otra parte de Estados Unidos. El combo perfecto para alcanzar altos índices en depresión y suicidio. La llaman la ciudad de la eterna lluvia. Volvamos a la fila. No era un día luminoso, era un día gris, un día común. Le pedimos al chico de melena rubia y gorrito que estaba adelante de nosotras que nos apartara el lugar. Asintió sin mirarnos. Caminamos un par de calles hasta encontrar una tienda. Nos tomó por sorpresa que la fila estuviera igual de atiborrada de la que habíamos dejado unas cuadras atrás. Al parecer no había otra cosa que hacer en un día gris en Seattle que ir por café y cigarros. La agüita ligera arreció nos cubrimos la cabeza con los gorros de la sudadera, encogimos los hombros e hicimos fila. En la esp...
Que sucia imagen me ha llegado a la cabeza leyendo esta entarda. Sucia, pero divertida
ResponderEliminarconceptual...como siempre, besos erika
ResponderEliminarhey mami! ajua! me sono familiar. jojojo
ResponderEliminarahora ya sabrè que no tocar cuando te visite, que por cierto ùrgenos!
te quiero y por eso te linkee en mi blog ;) naah eres grande tu tmb y opr eso lo hize.
luv